lunes, 30 de noviembre de 2009

Fin de año de incomprensión...

Thais no cabía en sí misma, yo ya no sabía si era rabia, odio, angustia, necesidad…

- ¡¡Contéstame!!

Créeme, lo intentaba… pero parecía que el mero hábito de hablar era desconocido para mí, o al menos intentaba engañarme a mí mismo de ese modo. Me hacía sentir menos culpable, aunque en realidad era la culpa la que ataba incandescente mi lengua.
A lo lejos se acercaban. Eran ellas. Todas. Nunca me había sentido tan indefenso ni tan afortunado de las apariciones que estaba viendo. Supongo que todas querían saber cómo le había ido a Thais en la consulta. Una de las borrosas figuras se apresuró para llegar antes que las demás. Petra.

Debió oler de lejos el percal, ella tenía un sexto sentido para estas cosas. Su paso cambió conforme se acercaba. Pasó de la carrera al caminar indeciso de un niño a oscuras. Sentía que algo no iba bien, pero parecía que tenía algo importante que decir, pues volvió a acelerar.

- Chicos, hay una explicación, tranquilizaros, lo de Caye tiene explicación. Ya os contará...

Llegó el resto de la tropa. ¿Salvado por la campana? Aunque sólo fuese un segundo, el tiempo era más que oro para mí. Era extraño, nunca me sentí así con ellas, ahora debía medir mis palabras.

Feliz año

V.

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