lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Cómo?

"Joder! son las dos de la madrugada y Edgar no se digna a venir..."
Era lo único elocuente que podía pensar en ese momento...lo había dejado por un tiempo, pero todo lo que se nos había caído encima con los últimos acontecimientos me provocaba una ansiedad desmesurada.
Edgar había sido mi amigo creo que desde el momento uno, le confiaba todo, hasta mi vida si hacía falta...pero desde que se había liado con Alejandra sentía que lo había perdido un poco. Quedaban muy atrás los tiempos de confidencias en los banquitos de la plaza, el día que me contó que se había liado por primera vez con un tío y el día que probamos el primer porro. Era un bisexual totalmente declarado, cosa que extrañamente a Alejandra, más que inquietarle le divertía.Ellos tenían...bueno, de hecho tienen una relación libre...fué el mismo quien le presentó a Gerardo hace meses...pero bueno, mejor olvidar esta parte del asunto.
Edgar, además de mi amigo de la infancia y el tío que se follaba demasiado asiduamente a una de mis mejores amigas era el máximo camello de la ciudad. El hijo de puta se lo había montado la mar de bien...
El caso es que lo esperaba esa noche, meciéndome en el sofá, apurando cigarrillos y tratando de no pensar en lo que Caye me había contado esa misma tarde...su hermano...no puede ser! me la está metiendo doblada...
De repente vino a mi mente un detalle que había olvidado...hoy hacía un año que nos habíamos sentado alrededor del maldito árbol pero hoy las cosas pintaban muy diferentes...cada uno en su casa y dios (y gerardo) en la de todos...prfff...cómo pudimos llegar a hacer lo que hicimos...cómo pudimos perder tanto la cabeza...él era como nosotros, sólo quería ser uno más en nuestro círculo...una rama más de ese puto árbol...y nosotros...no, todavía no puedo hablar de eso.
El caso es que Edgar llegó, sonríendo como siempre...se había comprado unas gafas de estas que parecen graduadas pero que en realidad no lo están...y joder! le quedaban como el culo. Con gafas o no, me alegré un montón de verle...
Nos metimos unas rayas, nos colocamos bien, y la cosa derivó en una conversación que jamás creí tener con él...
-Ed..sabes que Caye y Gerardo son hermanos?
-Claro! mi padre era amigo de los suyos cuando los tuvieron...pero luego se separaron o el se piró o..no sé que pasó...pero sí que lo sabía, claro! si lo sabe todo el mundo!
-Joder...pues yo no tenía ni idea...cómo pude desconfiar de ella...me siento como una perra.

En ese preciso instante sonó el movil...un mensaje de un tal Joan...No te fies de ellos petra, te la están metiendo doblada...quedamos en el obelisco a las 8:30, te contaré la verdad.

¿Qué coño? El mundo se está volviendo completamente loco...Por si acaso, eché a Edgar de casa con una excusa de dolor de cabeza barato y contesté: Allí estaré.

Feliz año.

P.

Fin de año de incomprensión...

Thais no cabía en sí misma, yo ya no sabía si era rabia, odio, angustia, necesidad…

- ¡¡Contéstame!!

Créeme, lo intentaba… pero parecía que el mero hábito de hablar era desconocido para mí, o al menos intentaba engañarme a mí mismo de ese modo. Me hacía sentir menos culpable, aunque en realidad era la culpa la que ataba incandescente mi lengua.
A lo lejos se acercaban. Eran ellas. Todas. Nunca me había sentido tan indefenso ni tan afortunado de las apariciones que estaba viendo. Supongo que todas querían saber cómo le había ido a Thais en la consulta. Una de las borrosas figuras se apresuró para llegar antes que las demás. Petra.

Debió oler de lejos el percal, ella tenía un sexto sentido para estas cosas. Su paso cambió conforme se acercaba. Pasó de la carrera al caminar indeciso de un niño a oscuras. Sentía que algo no iba bien, pero parecía que tenía algo importante que decir, pues volvió a acelerar.

- Chicos, hay una explicación, tranquilizaros, lo de Caye tiene explicación. Ya os contará...

Llegó el resto de la tropa. ¿Salvado por la campana? Aunque sólo fuese un segundo, el tiempo era más que oro para mí. Era extraño, nunca me sentí así con ellas, ahora debía medir mis palabras.

Feliz año

V.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Quien calla otorga

La culpa me comía por dentro… era como una polilla inquieta. Nada podía pararla.

Allí estaba Thais, tirada en la hierba, viendo pasar el tiempo, quizás esperando ser tragada por la misma tierra que yo estaba pisando. No imaginaba como debía sentirse… pero cada paso que daba hacia ella me costaba más… La culpa se había transformado ahora en una gran cadena de plomo que no me dejaba caminar…

Todos culpaban a Gerardo… Estoy seguro de que Tha no se acordaba de nada… y lo peor es que ya era demasiado tarde… Yo nunca pensé que un silencio pudiese traer una consecuencia como la que crecía ahora en su vientre. Demasiados baches amorosos e hijos de puta sueltos habían escrito la historia de Thais como para dejar que la pobre se hundiese más estando en mi mano la posibilidad de brindarle la ignorancia.
La ignorancia…

Si hubiese hablado antes… quizás Thais no estaría dibujando aquella tétrica imagen tirada en la hierba… o sí? Me vuelvo a decantar por la ignorancia…

Era hora… comenzaba la segunda parte del partido

-¿Qué tal cariño?

- Vic, cuatro semanas, no salen las cuentas. Gerardo no fue hace cuatro semanas, fue hace menos. Vicens, ¿dónde estábamos hace cuatro semanas?

- Estamos jodidos…

- Ya lo sé…lo sé. Por cierto, tengo que hablar contigo. Cayetana…Cayetana ha dormido hoy con Gerardo, la vi salir hace un rato de su casa, el cabrón ha hecho el pleno.

-Maldito hijo de puta…- Un fuego fatuo destrozó a la polilla que encerraba en mi interior… la culpa pasó a rabia; la rabia a impotencia… Había intentado hacer todo lo imposible para que ese cabrón nos dejase en paz. Me había dejado a mí mismo a la altura de una piedra y aún así ese desgraciado seguía saliéndose con la suya…

-Bueno Vicens… no es culpa tuya, tú ya hiciste bastante… Ahora lo que realmente nos tiene que preocupar es esto – Thais apuntaba a su barriga como deseando que no fuese la suya, que saliese corriendo al señalarla…pero seguía ahí. – Y por tu cara, no parece sorprenderte que esté de cuatro malditas semanas…

-En verdad no… - Troya empezaba a arder…

****Cuatro semanas antes…

Aquel ensayo era horrible. Estaba hasta los huevos, en realidad lo único que quería era tirármelo… joder cómo estaba… puff, y cómo estaba yo, la dichosa canela de la tarta de Cayetana había hecho más efecto del deseado; parecía que también Thais estaba igual…hiperventilaba la muy exagerada… La verdad, no podíamos ser más gráficos. O nos íbamos o la liábamos otra vez.

-Tha, yo no puedo más… o salimos de aquí o me echo encima…

-Ya te veo ya… serás cerdo

-¡Y tú qué! Podría hacerme un buen zumo de naranja en tus…

- Mierda, pensaba que disimulaba un poco…

-Vámonos en serio, ¿qué hacemos aquí?

Los conocimos ayer, era una de esas noches en las que todas se desperdigaron y al final quedamos sólo tres: Serena, Thais y yo. Acabamos desatadísimos, bailando ritmos imposibles y desgañitándonos la garganta con nuestras canciones. Podríamos haber sido más, pero desde luego mejor no lo pudimos haber pasado… Y al dolor horrible de pies que nos llevamos para casa le añadimos esa noche un par de teléfonos… Tha y yo claro, Serena no operaba así, ella iba a lo que iba, siempre directa al grano, prefería llevarse algo carnal, no un teléfono…
Los chicos tocaban en un grupo, estaban unos días en la ciudad. Eran músicos (o así hacían llamarse) despreocupados buscando algo de cariño y público complaciente que les regalase un puñado de aplausos. Como Thais y yo somos almas puramente caritativas, decidimos brindarles nuestro calor de público enajenado e ir a su ensayo al día siguiente.

A mí me gustaba Eloy y Thais parecía tener más que atracción por Joan…pero no podíamos más, o nos íbamos o se armaba, aunque con este calentón no sé ni siquiera si podríamos resistirnos el uno al otro por mucho respeto que hubiese en nuestra amistad.

Me decidí:

-Bueno Eloy nos vamos ya, que es tardísimo –grité desde lejos mientras Thais me asesinaba con la mirada.

Los chicos se acercaron:

-No os vayáis… acabamos ahora y nos tomamos unas cañas… Lo prometo!

Tha me miraba suplicante… la muy perra sabía que ponía la mejor cara de súplica del mundo, y se aprovechaba de ello y yo tenía como asignatura pendiente aprender a resistirla…Lo peor es que sabía cómo acabaría la historia…

A lo tonto, los musiquillos nos invitaron a cientos, miles de cañas… y acabamos un poco como preas benditas. Tocaba despedirse ya, pero era tardísimo y yo tenía la casa libre:

-Vic, anda vamos todos para tu casa… que está más cerca y estoy baldada- maldita borracha, siempre me liaba…

-¿No te importa? – Eloy me miraba con aquellos ojos de cielo… ¿cómo me iba a importar?

Me quedé inmóvil, buscado una respuesta coherente, pero antes de abrir la boca vi que Thais estaba intercambiando más que palabras con Joan y yo…Eloy se acercó para besarme.

Perdidos.

Desperté esa mañana con el sonido de un cinturón abrochándose y una puerta cerrándose… Parecía una orquesta en mi cabeza. Miré alrededor, el paisaje era desconcertante: cojines, sábanas, ropa… Thais como muerta, ultrajada en una esquina; yo estaba cerca con el edredón y los dos musiquillos ya eran aire… Les había faltado tiempo…

A mi lado una cutre y patética nota:

“Ha sido divertido esperamos veros en otra ocasión. Sois increíbles. Hasta la próxima!
Fdo. Eloy y Joan”

La nota ardía en mis manos…No salía de mi asombro. Tal cual. Se fueron por donde vinieron. Otra vez lo habíamos hecho mal… Habíamos sido otro puto polvo para ellos. Lo peor era que él me gustaba y a Thais le gustaba Joan aún más… estaba incluso ilusionada, y hacía tiempo que no la veía así…

Por suerte o por desgracia no se acordaba de nada más allá de las cañas. Thais no tenía por qué enterarse… estaba muy delicada últimamente con el tema amores, decirle que el tío que le gustaba “la folló y se fue” era algo innecesario…

****Miré a Thais, sus ojos negros escondían un brillo de decepción…

-No me habías dicho que estuvieron en tu casa… Me dijiste que sólo fuimos tú y yo. Que yo estaba demasiado borracha. ¡Joder Vicens! ¡Joder! Podría haber evitado esto. ¡Joder! Es que eres imbécil ¡Gilipollas de mierda! – nunca la había visto así…pero no le faltaba razón. Sus ojos eran una mezcla de Medusa y Patito feo. Se quedo quieta. – Entonces, es de Joan... – Silencio – Vicens, entonces es de Joan – más silencio, mirada baja - ¡¡Vicens!! ¡¡Contéstame!!

V.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Absolución

Dos días. Era lo que me iba a permitir, dos días y sus dos noches. Mal aprovechados, de depresión y autocompasión. Dos noches de insomnio y rabia mal vomitada. Dos días para llorar como un bebé o bailar en la línea entre la desesperación y el bloqueo emocional. Dos días. Y al tercer día, como resucitada de entre los muertos volver a la vida. Después de dos días mirándome mi ombligo como si en cualquier momento aquello fuese a crecer de repente para convertirme en el ejemplo de escarmiento que los padres darían a sus hijos: si no quieres acabar como ésa, procura hacer algo de tu vida.

Al tercer día, como una aparición de la Biblia levanté el teléfono y llamé a Raquel. Ahora yo ya no me sentía capaz de hacer nada sola. Sabía que me acompañaría porque ahora su casa era casi como una especie de monasterio Zen. Tras días de examen de conciencia había decidido convertirse en la piedad en persona, la virgen de los desamparados. Y a lo mejor la llame porque fue una de las pocas a las que no le sabía la boca a hierro de morderse la lengua, o que no me había colgado un cartel de neón en la frente que clamase ‘jódete puta’. Y tras esperarla quince minutos eternos en su portal, dibujamos el corredor de la muerte hasta el hospital.

- Estás preciosa, tienes unas ojeras que meten miedo. ¿Qué coño has hecho estos días?
- No dormir, creí que las ojeras lo habían dejado bien claro.

Tenía que habérmelo imaginado, Dios, Buda, Alá, El príncipe de Beukelaer o quien coño organizase todo esto todavía no estaba contento. Me jodía porque yo sabía que no me salían las cuentas, aunque no le dije nada a Raquel. Cuatro semanas era imposible, totalmente imposible. De cuatro semanas. Lidia podía meterse su culpa por el culo. Podría haberme tirado a Gerardo con un colador y habría estado igual de preñada. Me daba igual, aún recién salida del hospital seguía odiándola, la odiaba cuando se tomaba la justicia por su mano como si el creerse la mártir por excelencia le diese derecho a todo, la odiaba cuando se hacía la feliz como una parodia de sí misma. Para mí Lidia seguía siendo la culpable, aunque a efectos prácticos fuese inocente, yo también podía tomarme la justicia por mi mano, yo la condenaba, a fin de cuentas ahora yo también estaba jodida.

De camino al parque pasé por delante de Gerardo, la tortura no me hacía sentir mejor, pero siempre fui una masoquista en potencia. Ver salir a Cayetana apresurada dejando que el portal se cerrase solo con un trueno no era lo que necesitaba. Las piernas se me entumecieron y el aire se volvió sólido, no podía respirar. Aquello era estupendo, la que faltaba, Gerardo y Cayetana, sonaban a novela de Danielle Still.

Tirada en el parque, con los brazos en cruz, como si me hubiesen colgado a mí con los dos ladrones, ‘¿A quien queréis salvar?’ ‘¡A Barrabás!’. Como queriendo la absolución por el pecado original. Con los ojos cerrados. Noté como me agarraban la cara y me daban un beso en la frente, y me incorporé.

- ¿Qué tal cariño?
- Vic, cuatro semanas, no salen las cuentas. Gerardo no fue hace cuatro semanas, fue hace menos. Vicens, ¿dónde estábamos hace cuatro semanas?
- Estamos jodidos…
- Ya lo sé…lo sé. Por cierto, tengo que hablar contigo. Cayetana…Cayetana ha dormido hoy con Gerardo, la ví salir hace un rato de su casa, el cabrón ha hecho el pleno.


T.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Látex y Karma

Se observó desnuda ante el espejo un instante, y entre la obnubilación ante su propia figura y un mal fingido orgullo se palpó las costillas. Le encantaba. Cada hueso que se insinuaba era como premio para su desaborida autoestima. Se vistió a prisa. Eran las 9:30 de la mañana y tenía que ir a la facultad, pero no tenías ganas. Hacía demasiado tiempo que apatía reinaba en su vida, así que cambió de idea y se dejo caer de nuevo sobre la cama. Cerró los ojos y se sintió desfallecer, la debilidad física le provocaba una sensación pseudomística, de mártir, de espectro entre dos dimensiones. Lidia se alejaba, o al menos lo intentaba. Pero siempre era fallido porque siempre estaba él, Gerardo, para recordarle quien era ella.
Fue hace tres años cuando se cruzó en su camino. Ella era una adolescente brillante que estudiaba en Londres ese año gracias a una beca escolar, él un sinvergüenza descarado con dieciocho años muy bien aprendidos. Se conocieron por casualidad en el metro, él estaba perdido e intentaba hacerse entender ante los guardias de seguridad en algún tipo de balbuceo anglosajón; ella reconoció en su voz el acento “typical spanish”. Fueron a tomar algo y ella supo que se había convertido en un corderito en la boca del lobo, sin posibilidad y sin ganas de huída. Durante la estancia de él Inglaterra, en la que estuvo trabajando de camarero con el pretexto de aprender inglés, le llenó ojos y oídos de promesas; hasta que una noche entre “te quieros “y carantoñas le hizo el amor. Al día siguiente, se marchó sin despedirse y no supo de él en mucho tiempo. Con el duelo en los ojos y el sabor de un primer amor herido, Lidia acabó el curso y dejó Londres.
Era el 22 de Junio y había quedado con sus amigas para celebrar su regreso .Entonces volvió a verlo pero de la mano de Petra. Por un momento, quiso estar loca y que en realidad fuera otro hombre el que se agarraba de su brazo, pero esa sonrisa pícara era inconfundible. Después de tantos meses, ahí estaba él sin ni siquiera mirarla y de la mano de su mejor amiga.
-Mira Lidia, es mi novio Gerardo- dijo Petra-Mira que de novedades te tenemos preparadas-añadió risueña
Casi no podía ni respirar. Él se acercó a darle dos besos como si nada y fue entonces cuando Lidia le susurró:
-¿Por qué, Gerardo, por qué?
Sin ni siquiera cambiar la expresión, al rozar su mejilla para cumplir con el segundo beso de rigor, contestó
- Si solo eres una puta más.
Le tocó el culo con disimulo y sonrió
Le dolió tanto que pensó partirse. Sintió como el odio le abrasaba desde la garganta hasta el alma. Poniendo malas excusas salió corriendo de allí, se sentía inmunda, estúpida y tremendamente sucia. Nunca dijo nada, nunca conto su historia pero, algo en Lidia cambió para siempre.
Fue hace 3 días, Lidia ya no era ni el cadáver de lo que fue. Vestía camisetas anchas, el pelo casi rapado, pesaba cuarenta y cinco kilos y sentía asco, asco por casi todos, pero sobre todo por él; y eran esos sentimientos los que desfiguraban su expresión. Estaban en el Bad-way y volvía de la barra de pedirse un cubata y lo vio otra vez, pero esta vez del brazo de una fulana rubia. Hizo como si no los viera pero eso era algo que Gerardo no podía consentir y dijo en alto:
-Ostia un cuervo- dijo mientras la señalaba.
Y él se rió y ella no pudo soportarlo. Así que presa del impulso, se acercó sigilosamente al resalte de la columna donde dejaba su chupa de cuero . Miró de reojo, nadie la miraba. Se sacó uno de los imperdibles que llevaba como pendientes y metió la mano en el bolsillo; uno a uno pincho cada uno de los preservativos que llevaba. Cuando acabó de perpetrar su crimen, sintió como el Karma se restablecía.
Son las 13.30 del mediodía y Lidia acaba de enterarse de que Thais espera un hijo de Gerardo. No sabe muy como sentirse. Puede que la rubia le diera calabazas. Puede que Thais mienta. Puede que el Karma no exista.



L, alter ego de Lidia.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Vapores de noticias

Como caerse en medio del Atlántico en pleno Diciembre y eso que el vapor del baño que me acababa de dar salía por la puerta inundando el cuarto.

¡¡Petra!!

Petra Gerardo Yo Petra Gerardo Yo o, lo que fue igual en ese preciso instante, el más total sin sentido.

¿Conoces esa sensación en la que sabes que no has hecho nada pero imaginas lo que piensa el resto del mundo? Buh amigo, muy duro. Si las miradas matasen… créeme, Petra sería acusada de mi homicidio en primer grado. Pero no habló, yo tampoco. Cuando reaccioné me vi en el portal del edificio medio desnuda y con Petra sentada, a la par que anonadada, ante la narración del enunciado:

-Gerardo es mi hermano. Bueno, en realidad hermanastro. Resulta que mi padre tuvo un desliz con su madre años atrás pero no se quiso hacer responsable. Conoció a mi madre, eran felices, iban a tener una hija y, al nacer, se mudaron a Helsinki y no regresaron hasta 10 años atrás.-

-Caye… yo, no sé qué decir. Pensé… Pensé que… bueno, que habías caído como una más.-

-A punto estuve hace unas semanas pero… iba colocadísima y acabé con el camello del Oasis, follando por unos tripis y Gerardo se fue con Thais. Me enteré de esto el domingo pasado. Me lo contó mi abuela. Me he ido de casa Petra. Viviré con este gilipollas hasta que consiga hablar con Caetano. Arreglar las cosas y volver a vivir con él.-

-Thais está preñada. Preñadísima. Vas a ser tía. Gerardo es el padre.-

Poco sútil, las cosas claras cuando son importantes. Ella en estado puro.
Frío. Mucho frío. Escalofríos y pequeñas descargas recorrían mi cuerpo desde el talón a la cabeza. ¿Thais embarazada? ¿Gerardo padre? Eran demasiado jóvenes, demasiado insensatos. Ninguno de nosotros llevaba una vida socialmente aceptable. Nos caracterizaban los malos vicios, las sensaciones extremas. Fanáticos del caos ahora más perdidos que nunca.

¿Soluciones? A partir de hoy, la unión que nos hacía ser lo que éramos. La unión que nos sentaba bajo un árbol. Esa unión se hacía más fuerte.
El mundo tiene muchos precipicios y nosotros nos los comíamos todos.

-Volveré a casa. Le pediré el dinero a mi padre diciendo que es para mí. La reputación de la familia es lo primero y le urgirá limpiar el nombre antes del sábado. “La vuelta de la hija prodiga” dirá. Dios… necesito una raya.-

Petra no quiso ni mirar. He de admitir que alcanzar su velocidad cósmica de autodestrucción siempre nos había quedado muy a desmano pero, últimamente nos acercábamos con más rapidez de la que hubiéramos imaginado y probablemente deseado.
Pensaba en Vicens… en dónde estaría para devolverme las ganas de no darle importancia a nada, las ganas de coger sólo la copa de Jack, las ganas de no recurrir a tarjeta y billete, las ganas de querer como hacía ya meses que no quería.
Cerré los ojos. Caminé por la cuerda floja del alambre. Me tumbaron en la cama de Gerardo. Ya no escuchaba nada más que la dulce y soul voz de Petra susurrarme una de nuestras canciones. Yo… bajaba el telón. Hasta mañana, hoy… hoy no quiero ir de putas.

Thais, ¿Cómo ha pasado? Tu vida también es la mia.

C.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El perdón.

No soy una persona fría, pero cuando me enteré, el jarro que se me cayó encima me caló hasta los huesos...me sentí ultrajada, traicionada, presa de la ira...pero si hay algo que me caracteriza es el autocontrol...

Lo primero que pensé fue...está preñada? que se joda!que se jodan los dos! Y ahora que se las arreglen solitos...pero las cosas, después de pensarlas bien no se ven así.

Yo sabía perfectamente que Thais no tenía dinero para abortar, así como sabía que no se arriesgaría nunca a pedirmelo...no, a mí no, tendría demasiada cara si lo hiciera...él era mío, desde el principio de los tiempos fue mío, y en el fondo, aunque haya pasado por la piedra de todas mis amigas, seguía siéndolo...

A ellas no les importaba, para ellas era un especie de "Adonis" follable cuando les apeteciese...pero para mí lo era todo...la razón por la que me sumergí en las drogas, por la que perdí la dignidad y el convencimiento de que algún día, con suerte, podría volver a enamorarme...

Así que, con la ropa del día anterior, arranqué hacia su casa...y...bueno...me lo encontré como jamás había visto a Gerardo; llorando como un bebé.
Al principio pense que se había enterado de lo de Thais y del niño que venía en camino(que te jodan, por capullo);pero no era así...lloraba porque todo el pueblo se había enterado de que se había liado con un homosexual.

Su reputación de machito, su ego hecho trizas...y quién estaba para consolarle? como siempre...yo. Le dije que no tenía importancia, que la gente se lo iba a tomar como una borrachera sin más, pero me enseñó todas las fotos que un anónimo había colgado en el tuenti, el facebook, en esta misma cadena de blogs, incluso en formato montaje en youtube (Vincens, esta vez te has pasado...).

Y no os lo vais a creer, pero me entró la risa floja, me descojoné en su cara, porque se lo merecía, porque era el mayor hijo de puta sobre la faz de la tierra...esta vez le habían dado donde más le dolía...

Fue entonces, en medio de mi cruel éxtasis, cuando Caye salío del baño envuelta en una toalla que dejaba entrever todas sus curvas...

Pensé en matarla, en apretar fuerte su cuello con mis brazos y dejarla ir al puto infierno, que es donde pertenece, o eso creí en ese momento...sin embargo, volví a tranquilizarme y me salió un "Eeey Caye..." que fue tan cínico que ni el tonto del pueblo se lo hubiese creído.

Noté la desesperación en sus ojos, y ella mi vodoo en todo su cuerpo, porque de mis ojos no salían más que agujas...suerte que tuvo de no poder entrar en mi mente...

Era la que faltaba, la única que no había sucumbido a los encantos del imbécil este...pero al final había caído, como todas...una tras otra cual fichas de dominó...no me lo podía creer, tampoco podía decir ni una sóla palabra...así que me levanté, cogí el ascensor, y me fuí...

Pero alguien me esperaba en la planta baja, todavía chorreando, y temblando tras esa finísima toalla... "Es mi hermano Petra, es mi hermano!Por favor, no se lo digas a nadie..." "No puede ser Caye...siéntate, tienes que explicármelo"


P.