lunes, 6 de mayo de 2013

El caos que precede la duda.




Desde qué recibí el SMS vivía aterrada, ese día todo cambió para mí. Dejé de preocuparme por banalidades como si sentía algo por Vicens y me dediqué, en cuerpo y alma, a protegerlo. 
Siempre he alardeado de poseer una amplia agenda de contactos, sobretodo en lo que a drogas se refiere, pero esta vez necesitaba un tipo de ayuda diferente... Me sentía perdida, no podía hablar con ningún adulto de esto, las cosas eran muy complicadas, incomprensibles para una mente que había dejado de ser juvenil; así que después de rebanarme los sesos durante semanas caí en la cuenta... Jesús.
Nunca nos habíamos visto, nuestra relación existía sólo en internet y era mi pequeño secreto, del que no quería hacer partícipe a nadie. Jesús era algo mío. 
Adoraba hablar con él, porque a su lado podía ser quien yo quería ser, una niña normal, tímida y dulce, que habla de cine y música y que estudia una carrera, sin más. Si él conociese el mundo en el que me muevo, si él supiese lo oscura que puedo llegar a ser...se iría, estoy segura, y eso no podía permitírmelo, él era lo único que me ataba a la vida, lo único humano, y no sintético, que me hacía feliz. 
Pero esto ahora no importaba, lo necesitaba para algo superior. Él era un hacha de los ordenadores, bueno, de la tecnología en general y necesitaba su ayuda.

*click*

P: Estás ahí cookie? Necesito tu ayuda.
J: Dime paxariño.

Le conté medias verdades. Habían pegado a un amigo mío un grupo de homofobos y quería denunciarlos, pero sólo tenía un número codificado para llegar hasta a ellos. Obvié sus: estás segura nena? Puede ser peligroso... Y con mimo lo convencí de que me recuperara el número.

Tardó dos días. Dos días que intercalé con llamadas a Miguel, que seguía desparecido, y visitas a Thais, en proceso de recuperación. De Vicens ni mu.

Cuando me Jesús me dio el número salí corriendo a por el teléfono sin llegar a leer sus advertencias.

- un tono, dos tonos...

-Si? 

Me quedé helada, no tenía sentido, Jesús no lo conoce, no podía estar gastándome una broma...seguí en silencio y él siguió hablando...

-Leo? Eres tú? Joder contesta! Te dije que este número era sólo para emergencias! Leo?

Colgué y llamé a Jesús. Aunque tenía su número nunca me había atrevido a llamarlo. Me respondió al momento echándome la bronca, no me dio ni un segundo de tregua.
- Te lo dije, te dije que podía ser peligroso, que esas personas no son buena gente, mira lo que le hicieron a tu amigo Vicens, es que a veces no piensas Pet, joder estaba muy preocupado por tí, pero cuéntame, dime algo!

- E...era él -balbuceé-.

- ¿Él? Qué él? El Gerardo ese que se lió con tus amigas del que sospechabas? Quién pequeña?

- No... 

Volví a quedarme en blanco con Jesús al teléfono clamando mi nombre, porque justo la persona con la que había conversado hacía unos momentos entraba ahora por la puerta de mi habitación. No entendía nada, ¿cómo podía ser? No tenía sentido... Esta vez sí iba a callarme cosas, tenía que descubrir la verdad por mi cuenta, ya estaba bien de que me mareasen y me creyese todas sus mentiras, como lo de Caye. Lo tenía frente a mí e hice un esfuerzo inusual para sacar toda la falsedad y la teatralidad que había en mí.

- Hola Vicens... Un piti?


P.

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